25 abril, 2017

Las piezas arqueológicas que los yihadistas del ISIS no pudieron vender

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Las autoridades iraquíes siguen encontrando elementos del patrimonio saqueado por el Estado Islámico en la provincia de Nínive. El grupo llevaba un detallado registro de lo que destruía y robaba

Medio centenar de tablillas de arcilla sumerias con escritura cuneiforme, vasos de cerámica y grabados de escenas históricas que los yihadistas del grupo Estado Islámico (ISIS) no pudieron vender, fueron hallados esta semana entre los escombros y las ruinas de la Universidad iraquí de Mosul. El jefe del Departamento de Arquitectura de la Universidad, Mustafa al Bakua, señaló a Efe que fueron encontradas durante las operaciones de búsqueda y desactivación de artefactos explosivos colocados por los yihadistas antes de huir del campus universitario, recuperado por el Ejército el pasado 14 de enero.

La inspectora del Comité de Arqueología y Patrimonio de Nínive Laila Mahmud Saleh explicó a Efe que estas piezas son una pequeña parte de las antigüedades saqueadas y escondidas por los yihadistas, que no pudieron sacar del país. La venta de patrimonio, junto al comercio de gas y petróleo y el cobro de impuestos se convirtió en una de las principales fuentes de ingresos del Estado Islámico, que todavía controla varios barrios del oeste de Mosul, donde resiste el avance de las fuerzas de seguridad, así como amplias zonas de Irak y Siria.

El oficial de la seguridad nacional Saad Janem indicó a Efe que estas antigüedades se suman a otras 108 piezas halladas hace unos días y a otro centenar encontrado el pasado enero que, según el responsable, serán entregadas a las autoridades competentes. Saleh explicó que la mayoría de las tablillas y cuencos encontrados fueron saqueados de la zona arqueológica de la mezquita del profeta Jonás, situada en el este de Mosul, no muy lejos del campus universitario.

El policía especuló que algunos de los elementos descubiertos, entre los que hay también piezas de cerámica y dos bloques de una mezquita pudieron ser sustraídos del museo de Mosul, destruido por los fanáticos religiosos. Janem agregó que otro de los lugares saqueados de manera sistemática por los extremistas fue la histórica ciudad asiria de Nimrud, situada en el sur de la provincia de Nívive y que fue reducida a escombros por el ISIS antes de abandonarla, el pasado noviembre.

Registro de tesoros

El ISIS mantenía un registro detallado de estos saqueos y destrucciones, del que se encargaba la denominada Oficina del Rikaaz (los Tesoros). En uno de estos documentos, al que Efe tuvo acceso, y que tiene fecha de abril de 2015, se recoge la destrucción de una estatua de un toro alado asirio.

El texto, redactado bajo el título de “Excavación en el sitio del profeta Jonás”, hace referencia a dos excavaciones supervisadas por el Estado Islámico en dos áreas de la colina donde se levanta el templo. Según el escrito, sellado por la Oficina de Rikaaz, en dichas intervenciones ilegales fueron sustraídas una estatua de un toro alado de grandes dimensiones y tablillas asirias con escritura cuneiforme.

La inspectora recordó que la mayoría de los 1.700 sitios arqueológicos de la provincia de Nínive fueron saqueados y arrasados por el Estado Islámico, que destrozó todo lo que encontró a su paso para no dejar rastro de las antigüedades que luego vendía. Hasta el momento, se ha tomado registro de manera total o parcial de 66 de estos lugares destruidos -cuenta Saleh- para conocer la dimensión de la destrucción del patrimonio histórico y cultural causada por los extremistas.

La arqueóloga apuntó que algunos lugares históricos resultaron destruidos como consecuencia de los combates, pero que otros, como las antiguas ciudades históricas de Nimrud y Nínive, fueron demolidas totalmente por El, al igual que iglesias y monasterios históricos. Saleh subrayó que la destrucción en la provincia de Nínive, donde todavía continúan los enfrentamientos con los yihadistas, es incomparable a la ocurrida en otras provincias como Kirkuk, Ramadi y Saladino donde el ISIS también impuso su ley.

La destrucción de los radicales no se limitó a edificios, templos y estatuas, sino que también afectó a los libros que consideraban contrarios a su intransigente visión del islam. Una de las víctimas de los desmanes de las huestes del autoproclamado califa del ISIS, Abu Bakr al Bagdadi, fue la biblioteca del museo de Mosul. El Departamento de Monumentos y Patrimonio del Ministerio de Cultura ha lanzado ahora una iniciativa nacional para volver a completar las estanterías asoladas por el Estado Islámico.

El jefe del centro de estudios y investigaciones de la biblioteca Kasim Taher al Sudani mostró a Efe su esperanza de que paralelamente a la liberación del país, las instituciones gubernamentales y civiles participen en la recuperación del patrimonio científico destruido. La biblioteca del museo de Mosul, inaugurado en el año 1952, contaba una colección de 25.000 libros que fueron pasto de las llamas de la intransigencia.

Por El Confidencial

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