Jardines Impresionistas Museo Thyssen Bornemisza
Desde el pasado 15 de noviembre, y hasta el próximo 13 de febrero de 2011, el Museo Thyssen ofrece la exposición “Jardines impresionistas”, que presenta un vasto recorrido por el tema del jardín en la pintura desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del siglo XX. Se trata de una exposición organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid en colaboración con la National Gallery of Scotland, Edimburgo, y comisariada por Clare Willsdon, profesora de la Universidad de Glasgow, Michael Clarke, director de la National Gallery of Scotland y Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, que divide su muestra entre las salas del Museo (Paseo del Prado, 8. 28014 Madrid) y las de la entidad bancaria, (Plaza de San Martín, 1 28013 Madrid), lo que proporciona además la posibilidad de, entre una y otra, pasearse por la Carrera de San Jerónimo y la Puerta del Sol.
A mediados del siglo XIX, la introducción y el cruce de cientos de plantas y especies de flores exóticas procedentes de Asia, África y América, así como la apertura al público de los parques reales, estimularon en Francia y otros países europeos un gran movimiento hortícola. Diseñar y cultivar jardines se convirtió en una pasión a la que no fueron ajenos los pintores impresionistas, como Monet y Caillebotte.
La exposición comienza en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza con una sección dedicada a los precursores del jardín impresionista. La pintura de flores del romanticismo (representada por Delacroix) se yuxtapone aquí a los floreros de Bazille o Renoir. Frente a estos «jardines de interior», los pintores de la escuela de Barbizon se abrieron al aire libre y exploraron el jardín como paisaje. Artistas como Millet, Corot y Daubigny serían precedentes inmediatos de la pintura impresionista francesa.
La aproximación de los impresionistas al tema del jardín está marcada por tres oposiciones: entre la ciudad y el campo, el parque público y el jardín privado, lo decorativo y lo productivo.
El jardín aparece como un punto de encuentro entre lo urbano y lo rural, puede ser una isla de naturaleza en medio del asfalto o bien un fragmento de orden civil en mitad del campo. Así como los pintores de Barbizon habían representado jardines campestres, Manet y los impresionistas descubrieron en los parques parisienses los atractivos combinados de la vida moderna y el aire libre.
La segunda polaridad se establece entre los grandes espacios verdes de carácter público (como el Parc Monceau, el Bois de Boulogne o el Trocadero) y los pequeños jardines privados, frecuentemente vinculados a la casa del artista. Monet y Pissarro, Morisot y Sargent nos revelan los parques de París y otras ciudades como escenarios de una intensa vida social donde cohabitan y disfrutan las diversas clases. En el jardín privado, por otra parte, los mismos pintores plasman el ámbito de la intimidad y lo personal: la conversación, la lectura, el juego o el reposo.
La tercera oposición se establece entre el jardín decorativo (escenario del ocio) y el jardín productivo (espacio de trabajo). Las dos últimas salas de la exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza se centran en la dedicación de Pissarro al tema del huerto, con especial énfasis en la figura del campesino trabajando (en consonancia con las convicciones políticas del artista). Algunos artistas que recibieron las lecciones de Pissarro o experimentaron su influencia, como Cézanne, Gauguin o Van Gogh, están también representados aquí.
En la Fundación Caja Madrid, el recorrido continúa, en la gran sala central, con la evolución del tema del jardín en la obra tardía de los impresionistas franceses (con lienzos de Monet, Pissarro o Caillebotte) y en la nueva generación de pintores postimpresionistas (como Van Gogh, Klimt, Vuillard, Bonnard o Toulouse-Lautrec).
En el espacio de la planta superior, la atención se desplaza hacia la pintura naturalista europea y americana del cambio de siglo. Todo un elenco de artistas alemanes, escandinavos, británicos o estadounidenses se dejaron influir por la búsqueda de la luz y el aire libre, características del impresionismo. Una tendencia paralela se observa en la pintura española de la época, representada por nombres como Sorolla, Regoyos, Pla, Meifrèn o Anglada-Camarasa, reunidos aquí en un espacio aparte.
La última sala presenta la metamorfosis del jardín en la transición del postimpresionismo a las primeras vanguardias del si glo XX, como el fauvismo, el cubismo y el expresionismo alemán, con obras de Cézanne, Munch, Nolde, Dufy, Braque, Malévich y Ernst.
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